
El desarrollo de Ashtanga Vinyasa
Pattabhi Jois conoció a Krishnamacharya en sus tiempos difíciles, antes de los años en el palacio de Mysore. Era un robusto niño de 12 años cuando asistió a una de las charlas de Krishnamacharya. Intrigado por la demostración de asanas le pidio a Krishnamacharya que le enseñara Yoga. Las lecciones empezaron al día siguiente, horas antes de que sonara la campana de la escuela y continuaron cada mañana por tres años hasta que Jois tuvo que abandonar su hogar para entrar en el Sanskrit College. Cuando Krishnamacharya acepto el puesto de profesor en ese College, dos años mas tarde, Pattabhi Jois, desbordando de alegría reanudo sus lecciones de Yoga. Jois conservo una inmensa cantidad de recuerdos de los años que estudio con Krishnamacharya. Durante décadas ha mantenido el trabajo que le dejo Krishamacharya con gran devoción, refinando las secuencias de asanas sin inflingirles modificaciones sustanciales, tal como un violinista clásico pudiera matizar la melodía de un concierto de Mozart, sin cambiar una nota. Jois, a menudo ha dicho que el concepto de vinyasa se origino en un antiguo texto llamado Yoga Kuruntha. Desgraciadamente, el texto desapareció, nunca nadie lo ha visto. Existen tantas historias sobre su descubrimiento y contenido – he escuchado por lo menos cinco de ellas que se contradicen – que uno se cuestiona su autenticidad. Cuando le pregunte a Jois si el había alguna vez leído el texto, respondió: “ No, solo Krishnamacharya”. Enseguida le resto importancia a la escritura, indicando varios otros textos que, también dieron forma al Yoga que aprendió de Krishnamacharya, incluyendo el Hatha Yoga Pradipika, los Yoga Sutras, el Baghavad Gita. Cualquiera fuesen las raíces del Ashtanga Vinyasa Yoga, hoy es uno de los mas influyentes componentes del legado de Krishnamacharya.
Quizás, este método, originalmente diseñado para los jóvenes, nos muestra un camino mas amigable hacia una espiritualidad mas profunda en una cultura que valora la energía y lo externo mas que lo interno. En las ultimas tres décadas un numero creciente de yoguis se ha sentido atraído a su precisión e intensidad. Muchos de ellos han hecho el peregrinaje a Mysore, donde Jois todavía enseña.